Nunca puede haber un hombre tan perdido como alguien que se pierde en los vastos e intrincados corredores de su propia mente solitaria, donde nadie le puede alcanzar y nadie le puede salvar.

[Notas de Terra #03] Si tu jefe no te ha elegido, huye

A lo largo de mi vida laboral he detectado un patrón que he sufrido en mis carnes y también he visto a otros sufrirlo. Y me atrevo a decir que no es algo de anecdótico, sino que es algo mayoritario. Me explico con tres ejemplos:

1- Empresa IRX. Entrevista con Enrique, el jefe técnico, y con Hilario, el antiguo técnico que ahora pasa a ser comercial por decisión propia, por lo que necesitan contratar un nuevo técnico para cubrir el puesto que deja Hilario. Proceso de entrevista muy bueno y me dan finalmente el puesto. Pero Enrique no me traga. Desde el inicio la relación es seca, y se nota que no apuesta por mi. ¿Motivo? En una comida de navidad, con algunas copas de más, me reconoce Hilario que Enrique se había decidido por otro candidato, pero finalmente confió en el criterio de Hilario que si apostó por mi. Resultado: cuatro años con el sueldo congelado, con tensión con Enrique y un desánimo laboral tremendo.

2- Empresa GYP: Entra una nueva compañera, Elisa, licenciada en física y que además proviene del sector de la investigación en la universidad. Desde el inicio se lleva mal con nuestro jefe, Rafa. Podría decirse incluso que el trato de Rafa a Elisa rozaba el mobbing. Recuerdo una ocasión, en la que Rafa criticó duramente la forma de escribir de Elisa en un informe, cuando ella estaba acostumbrada a redactar extensos informes de investigación en la universidad. Unos meses después Elisa no tiene más remedio que cambiar de trabajo (a mejor, todo sea dicho). ¿Motivo? Rafa me confesó, también en una comida de navidad (en las comidas de navidad se cuentan muchas cosas), que rechazó el currículum de Elisa varias veces, pero dirección le insistió poniéndoselo de nuevo sobre la mesa varias veces. Al final Elisa entró en la empresa pero Rafa ganó la partida.

3- Empresa DRG: A Ramón le encajé muy bien desde el principio. Le gustó mi perfil por ser muy similar al de Alberto, un chico que hacía un gran trabajo en un puesto similar al que yo iba a entrar. Y entré. Pero mi jefe, en el día a día, iba a ser José María y no Ramón. José María ha sido el único jefe directo que he tenido con claros rasgos psicópatas. Dicho de otra forma: era mala persona y no lo ocultaba. Además, era mucho más amable con los compañeros de género femenino. Bueno, aquí en este caso no me cabe duda que yo no fui elección de José María, aunque no pudo verificarlos en ninguna comida de navidad.

Moraleja: cuando entres en un trabajo nuevo, y si tienes dudas de que tu jefe/jefa no te traga, tira del hilo en la próxima comida de navidad después de las dos o tres primeras copas. Y si se confirma lo que sospechabas, huye. No hay futuro para ti en esa empresa.

Nota: los nombres de las empresas no son reales, aunque casi.

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