Nunca puede haber un hombre tan perdido como alguien que se pierde en los vastos e intrincados corredores de su propia mente solitaria, donde nadie le puede alcanzar y nadie le puede salvar.

Howard

En junio de 1934, hace exactamente 90 años, una cámara de fotos manejada por Lucius B. Truesdell captó este instante de luz:

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